De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud la depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. Otra definición aborda la “depresión clínica” o “trastorno depresivo”, como un trastorno del estado de ánimo que causa síntomas de angustia, que afectan cómo se siente, piensa y coordina las actividades diarias, como dormir, comer o trabajar. Para recibir un diagnóstico de depresión, los síntomas deben estar presentes la mayor parte del día, casi todos los días, durante por lo menos dos semanas.
¿Cuáles son las señales y los síntomas de la depresión?
Todos nos hemos sentido tristes, sin embargo, la tristeza es solo una pequeña parte de la depresión. Algunas personas con depresión, a veces ni siquiera se muestran o sienten tristes; dependiendo de la persona serán los síntomas.
Algunos síntomas de depresión incluyen: sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o “vacío”, sentimientos de pesimismo o falta de esperanza, sentimientos de culpabilidad, inutilidad o impotencia, pérdida de interés o placer en las actividades y los pasatiempos, pérdida de energía, fatiga o sensación de que está más lento, dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones, dificultad para dormir, despertarse temprano por la mañana o dormir demasiado, cambios en el apetito o el peso, pensamientos de muerte o suicidio, o intentos de suicidio, inquietud o irritabilidad, dolores y molestias, entre ellos, dolores de cabeza y calambres, o problemas digestivos, sin una causa física aparente, o que no se alivian ni con tratamiento.
Uno de los mayores problemas causados por la depresión es el suicidio; sin embargo, hay otros factores que aumentan el riesgo de suicidio que incluyen: especialmente la depresión, trastorno bipolar y consumo de drogas y alcohol (de hecho, un aproximado del 95% de las personas que fallecen por suicidio tienen un trastorno psicológico al momento de morir), sentimientos de angustia, irritabilidad o agitación, sentimientos de desesperanza y de complejo de inferioridad que con frecuencia se manifiestan con la depresión, melancolía.
Otros factores que aumentan el riesgo de suicidio incluyen: Un intento previo de suicidio, Antecedentes de depresión o de suicidio en la familia, abuso emocional, físico o sexual, Falta de un grupo de apoyo, malas relaciones con los padres o sus pares y sentimientos de aislamiento social, hacer frente a bisexualidad u homosexualidad en una familia o comunidad que no lo apoya o en un ambiente escolar hostil.
Existen diferentes tipos de depresión, algunos de los más frecuentes son: la Depresión mayor (o grave), caracterizado porque los síntomas se tienen durante la mayor parte del día, casi todos los días, durante por lo menos dos semanas y estos interfieren con su capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida y el trastorno depresivo persistente (distimia) cuando se tienen síntomas de depresión que duran por lo menos dos años.
Algunas otras formas de depresión se presentan durante ciertas circunstancias como durante el embarazo; donde las mujeres con depresión perinatal sufren de depresión mayor durante el embarazo o después del parto (depresión posparto). También el Trastorno afectivo estacional es un tipo de depresión que va y viene con las estaciones y, por lo general, comienza a finales del otoño o principios del invierno, y desaparece en la primavera y el verano.
Otro ejemplo es la Depresión psicótica: Este tipo de depresión ocurre cuando una persona tiene depresión grave además de alguna forma de psicosis, como tener creencias falsas fijas y perturbadoras (delirios), o escuchar o ver cosas inquietantes que otros no pueden oír o ver (alucinaciones). Otros ejemplos de trastornos depresivos son el Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo (que se diagnostica en niños y adolescentes) y el trastorno disfórico premenstrual. La depresión también puede ser una de las fases del trastorno bipolar (anteriormente llamado depresión maníaca). Sin embargo, las personas con trastorno bipolar también tienen estados de ánimo extremos (de gran euforia o de irritabilidad, llamados “manías”, o una forma menos grave llamada “hipomanía”.
Otras diferencias se relacionan con el sexo, los roles de género, la edad, los antecedentes, el contexto, etcétera.
¿Cómo me puedo ayudar si estoy deprimido?
Acuda a un profesional para un diagnóstico oportuno y eficaz, inicie su tratamiento medicamentoso o de asistencia psicológica especializada. A medida que continúe el tratamiento, poco a poco comenzará a sentirse mejor. Recuerde que, si está tomando un antidepresivo, este puede demorarse de dos a cuatro semanas para hacer efecto. Trate de hacer las cosas que solía disfrutar. No se presione. Otras cosas que le pueden ayudar incluyen: ejercicio, artes, socializar, etétera. No consuma medicamentos no recetados ni alcohol.
¿Cómo puedo ayudar a un ser querido que está deprimido?
Si conoce a alguien con depresión, lo primero que debe hacer es ayudarle a ver a un médico o profesional de la salud mental.
Ofrézcale apoyo emocional, comprensión, paciencia y ánimo
Nunca ignore ningún comentario que haga sobre el suicidio e infórmele al terapeuta o al proveedor de atención médica de esa persona
Invítelo a caminar, pasear o participar en otras actividades
Ayúdelo a seguir el plan de tratamiento, tal vez recordándole que se tome los medicamentos que le recetaron
Asegúrese de que tenga un medio de trasporte para llegar a sus citas de psicoterapia
Recuérdele que la depresión desaparecerá con el tiempo y el tratamiento.
¿Dónde buscar ayuda?
Psicóloga Lissanca Arizmendi Lima
Maestra en salud pública,
psicoanalista y tanatóloga
Tel: 22 81 69 03 81
elektra843@hotmail.com