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EL ABC PARA ENTEDER LA EXTINCIÓN DE LOS FIDEICOMISOS

Por Hugo Rodríguez Rodríguez

Foto extraída de canaldelcongreso.gob.mx


¿Es viable la propuesta de extinguir los fideicomisos sin previo análisis?

Hace unos días el presidente López Obrador dictaminó, por medio de un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, extinguir todos los fideicomisos públicos sin presentar un esquema de jerarquización, líneas de autoridad, etcétera. Es decir, sin estructura orgánica. El decreto tampoco contempla a aquellos fideicomisos constituidos por mandato de ley y que necesitan de reformas constitucionales. Es decir: no nos dice el cómo ni el por qué, eso ya es alarmante y no se debe tomar con ligereza.


Pero, antes de continuar con la lectura: ¿Qué es un fideicomiso público?


Los fideicomisos públicos son instrumentos jurídicos creados por la administración pública para cumplir con una finalidad lícita y determinada, a efecto de fomentar el desarrollo económico y social a través del manejo de los recursos públicos administrados por una institución fiduciaria. Asimismo, mediante el contrato de fideicomiso se da seguimiento a diversos programas y proyectos estatales que persiguen el bien común.


El Presidente de México arguye que los recursos que se obtengan por la extinción de los mismos, serán utilizados para el manejo de la pandemia. Partiendo de la premisa de que el gobierno no ha decidido brindar ningún tipo de apoyo a las empresas o directamente a los ciudadanos más vulnerables, ¿qué tan viable es esta propuesta?


¿Para qué sirven?


En términos simples, un fideicomiso es un contrato por el que el Gobierno federal a través de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, entrega a un banco de desarrollo los recursos para que se cumplan fines.


¿Cuáles son los fideicomisos que se extinguirían?


Solo por mencionar unos cuantos:

1. Fondo de Cooperación Internacional en Ciencia y Tecnología

2. Fondo de Desarrollo Científico y Tecnológico para el Fomento de la Producción y Financiamiento de Vivienda y el Crecimiento del sector habitacional

3. Fondo de Innovación Tecnológica, Secretaría de Economía - Conacyt

4. Fondo de investigación y Desarrollo para la Modernización Tecnológica

5. Fondo Institucional de Fomento regional para el Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación.


¿Podemos dimensionar el impacto que equivaldría eliminar por completo los recursos destinados a la ciencia y tecnología?


Vivimos un cisne negro, tiempos turbulentos donde nuestra única aliada para garantizar la salud es la ciencia. Esa ciencia que es capaz de crear vacunas que nos protejan de virus como el sars-cov-2. El recortar esos recursos (destinados por ley) nos cerraría las puertas a no continuar con la investigación de enfermedades como el VIH, el cáncer, entre muchas otras.


¿Desarrollo para la modernización tecnológica, para qué?

El Presidente ha dejado claro que en cuanto se refiere a modernización, tecnología ecológica, economía circular o cualquier camino que conduzca a la sustentabilidad es muy obstinado o completamente ignorante.

Nuestro país se encuentra en las economías más poderosas del mundo y ubicada entre las 20 más importantes. En contraste y solo por mencionar un ejemplo, el país del ombligo de la luna cayó cinco lugares y Brasil avanzó seis posiciones dentro del ranking del IMD World Digital Competitiveness Ranking 2020.


El gobierno de AMLO apostó el desarrollo económico al petróleo (con una refinería inviable) y a un tren maya que no muestra certeza de ser eléctrico, ecológico o socialmente responsable.


Independientemente de los lugares que hayamos caído cuando se originó la transición de gobierno: ¿qué implica estar dentro del ranking? Es muy fácil: que nuestro país tiene verdadero potencial y necesita ser incentivado para evitar una fuga de talentos. El retirar el apoyo es condenarnos a ser un país aun en vías de desarrollo, atrasado y, con temor a la fatuidad de mis letras, bananero.


¿Existe algún tipo de corrupción en los fideicomisos?


La respuesta simple es sí. Por supuesto que la hay, pese a las disposiciones administrativas, y aun con todo el control suele ser común que se relacionen en actos de este tipo, apunto reformar y no destruir siempre será la mejor opción. El gobierno de López Obrador llegó al poder con el estandarte del ascetismo, de la incorruptibilidad, de la trasparencia y el eliminar estos fideicomisos es un retroceso enorme. Estas figuras, aun con sus deficiencias, nos permiten rastrear mejor los recursos y verificar que se les da un uso adecuado. Esta autoritaria medida no es congruente con su ya trillada frase de “somos diferentes”, “confíen ciegamente en la cuarta trasformación”. El manejar discursos a discrecionalidad o, peor aún, usarlos en sus redes clientelares llamadas “apoyos y becas” solo generan corrupción y una lealtad a su gobierno y partido.


Otro controversial fideicomiso que, inclusive la comisión nacional de los derechos humanos (CNDH) ha salido a defender, es el del fondo para la Protección de Personas Defensoras y Periodistas. Estos recursos permiten a los periodistas y defensores seguir realizando su labor en favor de la sociedad. Esto ocurre en un contexto donde ejercer el periodismo o ser activista es una sentencia de muerte en nuestro país.


Andrés López Obrador apunta que estos recursos serán para combatir la pandemia, pero en días pasados comunicó el secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo herrera, que en realidad se busca agilizar el pago y no continuar con el uso discrecional ¿incongruente, no?


Viene a mi memoria el candidato del 2018 que nos prometía cosas fantásticas, una utopía impoluta pero que no sabía explicar el cómo, el cuándo y mucho menos el cuánto.

En conclusión: El cancelar los fideicomisos, si realmente no se usan apropiadamente, podrían generar una red de corrupción aún más agraviante en comparación con los sexenios anteriores, generar redes clientelares que beneficiaran al Presidente y a su partido; ya que estaría comprando voluntades o, en el peor de casos, terminarán en PEMEX y en los proyectos inviables y de gasto faraónico que alimentan el ego del presidente.


¡Cuidado, México! La segunda parte de la utopía continuará…

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