Ramón Rocha Manilla*
“Es más fácil cambiar la religión de un hombre que cambiar su dieta”
Margaret Mead
El Coronavirus (COVID19), como en la mayoría de las enfermedades virales, puede ser evitado con el trabajo del sistema inmunológico.
Nuestro sistema inmunológico está protagonizado por los glóbulos blancos (leucocitos) y su variedad, de tal manera que todo tipo de ingreso de microorganismos patógenos, dañinos al cuerpo humano, es atacado por este sistema.
La forma de atacar es una acción directa contra los virus, bacterias o demás, y contra las células que se han dañado con el medio ambiente adverso, esto hace que como seres humanos tengamos decenas de mutaciones y contactos biológicos al día, pero el sistema inmune evita que estos generen enfermedad, salvo aquellos que no puede controlar.
Pero hay muchos virus y bacterias que ingresan a nuestro organismo y viven ahí sin causar daño, llamando así a estos casos asintomáticos pero posibles transmisores de la enfermedad.
Eso ocurre con el Coronavirus (y muchos más): anualmente nos contagiamos pero no manifestamos los síntomas y esto se debe a nuestro sistema inmune.
No dudamos de los protocolos de la Secretaría de Salud frente al COVID19: hay información diaria y actualización, manteniendo los protocolos que refiere la Organización Mundial de la Salud y teniendo hasta ahora resultados naturales, sin embargo, hay cosas, por decir, aun no desarrollados como lo prevé el Programa Sectorial de Salud 2019-2024, el cual cita la necesidad de estimular la inmunoterapia como producto innovador. En agosto de 2018, en compañía del diputado titular Nahúm Álvarez, propuse directamente al gobernador electo Cuitláhuac García, el generar una clínica de inmunología en el predio de “El Faunito” (Fortín, Veracruz) para asociar los recursos en la hospitalización de pacientes pediátricos oncológicos, incentivado con los recursos de “gastos catastróficos” del Seguro Popular, además de la atención a adultos y pacientes con diabetes mellitus, buscando como metodología clínica estimular su sistema inmune en una nueva unidad médica, pero la propuesta al parecer no se comprendió.
Tradicionalmente, por nuestra formación posmedieval, colonial e imperialista, estamos acostumbrados a pensar que al adversario se elimina atacando con armas cada vez más potentes; pocas veces pensamos el vencerlo estimulando el fortalecimiento de nuestro cuerpo y nuestro intelecto y eso es lo que distingue ahora nuestra medicina occidental a, por ejemplo, la mesoamericana, o la oriental.
Por ello, hay otras formas de combatir a los virus, como el Coronavirus, más allá de buscar armas químicas (fármacos) cada vez más potentes, caros y letales, inclusive contra uno mismo; esas formas son reforzar nuestro sistema inmunológico, para lograr ser parte de esa estadística benigna que pasará el Coronavirus (y otras formas virales) de manera asintomática, cómo quien pasa de lado de un perro rabioso que no lo muerde.
Por ello, deseo compartir algunas opciones vinculadas con la inmunoprotección contra las infecciones virales, más allá que por el suceso del COVIR19, sino por una forma más sana de vida deberíamos mantener:
Echinacea purpúrea.-Es una planta americana con valiosos resultados clínicos para estimular el sistema inmune, expresados por la Organización Mundial de la Salud. Sus mecanismos inmunológicos son tres: activa procesos de defensa como la fagocitosis, aumenta la actividad pulmonar y aumenta la movilidad de los leucitos. La echinacea estimula la producción de la properdina que es una proteína que neutraliza a bacterias y virus, además estimula la producción de interferones, que son proteínas que señalan a los virus para inhibirlos. 1 mililitro cada 8 horas (es decir 20 gotas) de un buen extracto de Echinacea será básico para contribuir en la protección al contagio e infección por Coronavirus.
Zinc.-Es un mineral sumamente valioso para el desarrollo del sistema nervioso y el inmunológico y que se consume en una dieta natural y sana. Sin embargo, existen elementos en nuestra dieta que disminuye su absorción como lo son el consumo abundante de harinas de trigo, las cuales en la excesiva costumbre que tenemos, genera el consumo alto de ácido fítico, el cual actúa eliminando el zinc necesario de nuestro cuerpo. Así que comer menos pan y harinas, además de mejorar el estado metabólico frente a la obesidad y diabetes, aumentará la captación de zinc para el sistema inmune. Sin embargo, la ingesta especial de zinc se puede dar en complementos de 8 a 11 mg/diarios.
Ácido ascórbico.-o vitamina C es un componente muy valioso para elevar el sistema inmune. Usando las presentaciones farmaceúticas es valioso el consumo de medio gramo al día o un gramo en caso de contagio o por estar con personas con problemas virales. Si alguien prefiere tomar su compuesto natural, requerirá de considerar que una naranja equivale más o menos a 100 mg, así pues, tomar 10 naranjas al día dará la dosis de 1 gramo, sin embargo el exceso de azúcar podría dar otros problemas.
Con todo esto es necesario decir, que los cuerpos bien inmunizados son aquellos que, fuera de alguna enfermedad inmunodepresora (como la diabetes mellitus, la tuberculosis, el VIH SIDA, los tumores malignos, etc.) mantienen una buena dieta, y al decir buena dieta es aquella que no consume excesos de harinas, refrescos, alimentos industrializados, consume mucha agua, mucha verdura y mucha fruta; ese es el mejor tratamiento, para el Coronavirus y todo lo demás, pero ese es el problema medular que tenemos: la mala dieta es el atractivo actual mexicano que no se puede tan fácilmente erradicar.
*Médico, Diputado suplente XX Distrito,
e investigador del Colegio Mexicano de Sociología.
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