Por Oliver Coronado Paz
En México las plumas y las lentes siguen cayendo, sin ton ni son, como si fueran soldados de otra estúpida guerra en la que alguien apunta con el dedo sobre ese objetivo, desde la comodidad de su "trono", y ese objetivo "revienta"; con la diferencia de que, en cualquier guerra, ambos bandos, cuentan con mecanismos para defenderse de los ataques. En esta, los periodistas se encuentran tan solo armados con su palabra.
Alfredo Cardoso, María Elena Ferral, Margarito Martínez, Lourdes Maldonado, Jacinto Romero, José Luis Gamboa, Periodistas asesinados. (fotos redes sociales)
Se sigue asesinando periodistas en México[1], por cumplir su labor, y, estúpidamente, se sigue diciendo desde Palacio que es culpa del pasado. ¡Qué falta de responsabilidad! ¡Qué cinismo, qué mediocridad no asumir lo que en tus manos se desmorona!
Aquel que durante años fue acérrimo demandante de una necesaria "Transformación" de este país que, según él, era responsabilidad de quien ocupaba la silla presidencial, no solo no ha tenido la capacidad (o voluntad, no lo sabemos) de gestar para los Periodistas ese cambio, esa transformación, en la que puedan ejercer su labor sin terminar ASESINADOS en la puerta de su casa, o a escasos metros de su hogar; dejando desprotegidas a sus familias y creando un hueco más grande aún, en la información diaria tan necesaria para que la sociedad pueda tener un cause democrático hacia mejores lares.
Andrés Manuel López Obrador, seguro por estar empecinado en sus grandes obras (la refinería de Dos Bocas, el ecocida Tren Maya, y el inservible aeropuerto Felipe Ángeles), no solamente ha dejado fuera de su 4t al gremio periodístico; sino que, en su tribuna, la violencia contra el mencionado grupo, no tiene cabida; salvo que algún compañerx periodista le increpe; ante lo cual solo responde con evasivas.
Como otros tantos sectores de la población en este País tan "destartalado", el grupo que nos ocupa, navega desprotegido y violentado (inclusive desde el sistema político), dejando a nuestro México querido, en el vergonzoso y horroroso primer lugar entre los países más mortíferos para el periodismo, según datos de noviembre del pasado 2021, presentados por Reporteros Sin Fronteras[2].
Claro ejemplo de esta desprotección, es el caso de la compañera Lourdes Maldonado, a quien de nada le sirvió acercarse en 2019 al Hombre de la Transformación para denunciar a uno de sus colaboradores, asegurando temer por su vida. Ahora, en este 2022, con el cuerpo de la compañera aun tibio, López Obrador solo alcanza a decir que no se deben adelantar juicios, y que es culpa del Neoliberalismo. Hoy de nada sirven sus palabras. Huecas, como sus políticas, quedan hoy, delante del féretro de Lourdes, las fanfarronerías del 'Nosotros no somos Iguales', del 'Esos eran otros Tiempos'.
Y veamos también el caso de Veracruz, estado en el que a pesar de tener, al menos de 2019 al presente, cinco periodistas asesinado, las Fiscalía General se da el absurdo “lujo” de encargar la carpeta de investigación del caso de María Elena Ferral, reportera asesinada el 30 de marzo de 2020, a una fiscal a quien se le ha descubierto cercanía política con uno de los presuntos autores intelectuales de ese crimen[3]. Y el caso Veracruz, claro que apoya la tesis de incapacidad gubernamental que se refiere en estas letras, pues no olvidemos que la actual Fiscal General del Estado emergió hasta su puesto desde la oficina contigua de Erick Cisneros, Secretario de Gobierno de Veracruz, y que fue llevada hasta su silla “de la manita” de Javier Gómez Cazarín[4], diputado moreno predilecto del gobernador predilecto de López Obrador, para así tener una fiscalía a modo que cumpliera caprichos y antojos de los “cuatreros” (como diría el recién amenazado Columnista Aurelio Contreras) que ahí la depositaron. No dejemos de lado, también, las recientes amenazas contra columnistas críticos de Cuitláhuac García, hechas a través de un video de youtube, y que este gobernador desdeñó públicamente.
Al centro Verónica Hernández Giadáns, Fiscal General del Estado de Veracruz, de la mano del diputado de extracción morenista Javier Gómez Cazarín, a la llegada del recinto de la fiscalía el día de su toma de protesta (foto: Jasiel Valerde)
El gobierno de Andrés Manuel, incapaz de proteger a quien hace de verdad su labor (periodística, en defensa de los derechos humanos, en defensa de la tierra), incapaz de proteger a la ciudadanía del Narco, de la violencia entre grupos criminales; incapaz de proteger ante la violencia feminicida, ese gobierno, como lo han sido cada uno de los gobiernos Priístas y Panistas, es un Gobierno Fallido y Victimario. Un Gobierno que, además, se ha burlado a lo descarado y sin remordimiento de 30 millones de mexicanas y mexicanos que creyeron en este discurso, largo discurso, de la transformación; del fin de la corrupción y la violencia. Alentó la esperanza durante años, tan solo para dejar caer, con lentitud y crueldad, una daga puntiaguda y filosa sobre esa misma sociedad esperanzada; una daga de la cual solo te salvas, al parecer, si te rindes a los pies de un líder que más que Presidente de una República, se asemeja cada vez más aun burdo rey abufonado, mediocre y ególatra del Medioevo.
A modo de colofón.
Que sirva esta indignación plasmada aquí, como reconocimiento a la labor y vida de Lourdes, Margarito, José Luis, Alfredo, Fredy, Jacinto, María Elena.... Y tantos, y tantos más que el sistema desprotegió.
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Referencia [1] https://articulo19.org/periodistasasesinados/ [2] https://es.statista.com/grafico/23350/numero-de-periodistas-asesinados-y-paises-con-mas-victimas/ [3] https://www.eluniversal.com.mx/nacion/un-crimen-desde-el-poder-estos-son-los-grupos-involucrados-en-asesinato-de-periodista-en-veracruz [4] https://portalsie7e.wixsite.com/blog/post/ver%C3%B3nica-hern%C3%A1ndez-entre-la-familia-y-los-amigos
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